En mi trayectoria como especialista en estética, he aprendido que la piel habla. A veces lo hace con luminosidad y firmeza… y otras veces, lo hace pidiendo auxilio. La descamación cutánea es uno de esos mensajes que no debemos ignorar. Es una señal de alerta que nos indica que algo no va bien, ya sea por una agresión externa, un desequilibrio interno o un mal hábito que conviene revisar.
¿Qué es la descamación de la piel?
La descamación se produce cuando las células muertas de la capa más externa de la piel, la epidermis, se desprenden en exceso y de forma visible. Aunque este proceso forma parte del ciclo natural de renovación celular, cuando se vuelve excesivo o irregular, se convierte en un problema estético… y muchas veces también emocional.
No se trata solo de "piel seca". Estamos hablando de una alteración en la barrera cutánea, que puede ir acompañada de irritación, enrojecimiento, picor e incluso pequeñas fisuras. La piel pierde su capacidad de protegernos y mostrar su mejor versión.
Las causas más comunes que provocan descamación en la piel
Hay múltiples factores que pueden provocar o agravar la descamación. Estos son algunos de los más frecuentes que nos encontramos durante los diagnósticos personalizados que realizamos a diario en nuestros centros:
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Exposición solar intensa: una quemadura solar daña profundamente la epidermis y puede derivar en una descamación visible días después.
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Climas extremos: el frío seco o el viento constante alteran el equilibrio hidrolipídico de la piel.
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Uso de productos agresivos: limpiadores abrasivos, exfoliantes mal utilizados o cosméticos con alcohol pueden destruir la barrera protectora natural.
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Problemas dermatológicos: eccema, dermatitis, psoriasis o infecciones también generan descamación localizada o extendida.
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Déficit nutricional o deshidratación: una piel sin agua ni nutrientes refleja carencias internas.
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Tratamientos médicos o cosméticos mal controlados: el abuso de ácidos, retinoides o peelings sin supervisión profesional pueden provocar un efecto rebote.
El impacto de una piel descarada en la autoestima
En nuestros centros lo vemos a diario: cuando la piel no se ve bien, la persona tampoco se siente bien. Las zonas descamadas generan inseguridad, especialmente si se encuentran en el rostro, el escote o las manos. La piel es nuestra carta de presentación, y cuando se altera, también lo hace la imagen que proyectamos.
He visto a muchas clientas (y clientes) evitar eventos sociales, dejar de maquillarse o incluso sentirse incómodas en su propia piel. Por eso, más allá de tratar la descamación, debemos acompañar con escucha activa y asesoramiento personalizado. La estética también tiene una función emocional y restauradora.
Consejos cotidianos para combatir la descamación
Existen gestos sencillos que, si los incorporamos a nuestra rutina diaria, pueden marcar una gran diferencia en la salud cutánea:
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Limpia sin agredir: elige limpiadores suaves, sin sulfatos ni alcohol, y evita el agua muy caliente.
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Hidrata con constancia: después de la ducha, aplica una crema nutritiva o un aceite seco mientras la piel aún está ligeramente húmeda.
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No te exfolies en exceso: una correcta exfoliación suave una vez por semana es suficiente. Si hay descamación activa, suspende cualquier producto abrasivo.
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Evita rascado o frotado: puede agravar el problema y provocar microheridas.
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Aumenta tu consumo de agua y omega-3: la hidratación también empieza desde dentro.
Principios activos que funcionan
No todos los cosméticos están formulados para tratar la descamación. Hay que buscar aquellos con activos reparadores, calmantes y reestructurantes:
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Pantenol: regenera y calma la piel dañada.
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Ceramidas: restauran la barrera lipídica y retienen la hidratación.
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Ácido hialurónico: hidrata en profundidad sin obstruir los poros.
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Niacinamida: reduce la inflamación y mejora la textura cutánea.
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Centella asiática: excelente para calmar y cicatrizar.
En nuestros centros de belleza, los protocolos se adaptan siempre a las necesidades de la piel. No todas las descamaciones son iguales, por eso apostamos por la personalización.
Tratamientos en cabina para reparar la piel
Cuando el problema requiere un extra de cuidado, los tratamientos profesionales son aliados indispensables. Algunos de los más eficaces en nuestros centros Carmen Navarro son:
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Tratamiento de oxigenación celular: ideal para pieles asfixiadas, desvitalizadas o deshidratadas. Revitaliza desde el interior con beoxy.
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Cápsulas de ácido hialurónico + radiofrecuencia: actúan en sinergia para hidratar y estimular la regeneración. (puedes enlazar con cualquier radiofrecuencia)
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Láser suave regenerador (LED therapy): ayuda a calmar, reparar y activar los procesos naturales de curación.
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Masaje Kinesiolifting facial: en pieles con descamación por estrés o alteraciones hormonales, este masaje manual devuelve equilibrio y tono.
El objetivo no es solo que la piel se vea bien, sino que vuelva a sentirse bien.
Hábitos que marcan la diferencia
Recuerda: una piel sana es el reflejo de un cuerpo y una mente en equilibrio. Dormir bien, evitar el estrés crónico, protegerse del sol cada día (incluso en invierno), y mantener una rutina constante y adaptada a tu tipo de piel son claves fundamentales.
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