En más de cinco décadas dedicada al cuidado de la piel, he aprendido que los ingredientes verdaderamente inteligentes son aquellos que trabajan tanto en la superficie como en las capas más profundas, sin agredir ni alterar el equilibrio natural. Y pocos activos reúnen tantas facultades como la centella asiática. Hoy quiero contarte por qué la incluyo entre mis favoritos, cómo la integro en la filosofía de mis centros y cosméticos, y qué resultados puede aportarte si la usas bien.
¿Por qué la centella asiática es tan especial?
La Centella asiatica (también conocida como gotu kola) ha sido usada durante siglos en la medicina tradicional asiática por sus propiedades regeneradoras y calmantes. Su riqueza en triterpenos (asiaticósido, madecassosido), flavonoides y saponinas le confiere múltiples beneficios: estimula la síntesis de colágeno, mejora la circulación microvascular, reduce la inflamación y favorece la reparación tisular.
Cuando la piel se ve agredida por factores como el sol, la contaminación, cambios climáticos o estrés, la centella actúa como un modulador: calma, refuerza la barrera cutánea y promueve una regeneración más eficiente. En mi práctica profesional, observo que aquellas pieles que contienen centella en su rutina toleran mejor los tratamientos estéticos y los procesos de renovación celular.
Además, en el contexto actual de tendencias cosméticas, la centella asiática está viviendo un momento de protagonismo: es un ingrediente viral en formulaciones respetuosas con el microbioma cutáneo, calmantes y restauradoras.
Cómo encaja la centella con mi filosofía de belleza
Mi filosofía siempre ha sido unir la tradición con la innovación: respetar la piel, escucharla y aportarle justo lo que necesita, sin excesos. No busco fórmulas milagrosas ni efectos exuberantes inmediatos, sino resultados duraderos que nazcan de una piel fortalecida desde dentro.
La centella representa exactamente ese equilibrio: una planta ancestral con solidez científica que funciona como puente entre la naturaleza y la ciencia moderna. En mis centros, cuando recomiendo protocolos de calma, recuperación o tratamientos post-agresivos, es habitual que intervenga este ingrediente, porque confío en su capacidad de reequilibrar y sanar.
Además, al trabajar con fórmulas profesionales y equipos tecnológicos, es vital contar con activos que no solo potencien el efecto, sino que protejan la integridad de la piel. La centella lo hace con elegancia: acompaña los efectos de radiofrecuencia, luz LED o electroestimulación sin generar irritación, y actúa como amortiguador de la inflamación inducida por tratamientos.
¿En qué cosméticos de Carmen Navarro la puedes encontrar?
Aunque no todos los productos contienen centella, sí la he incorporado en algunas fórmulas estratégicas destinadas a pieles sensibles, reactivas o que requieren un soporte calmante en su camino hacia el rejuvenecimiento. En estas fórmulas, la centella asiática no actúa sola: se combina con antioxidantes, péptidos y activos regeneradores para potenciar su efecto sin perder su esencia.
Por ejemplo, en productos de la línea calmante o reparadora, puede aparecer como extracto liposomado para favorecer su penetración hasta la dermis, de modo que actúe donde realmente importa. Esa misma filosofía la aplico al componer tratamientos en cabina: la centella no solo se añade como “extra”, sino que se elige cuando la piel lo solicita, como un bálsamo que acompaña y suaviza el protocolo.
Cómo usarla correctamente en casa
Para que la centella despliegue todo su poder, es fundamental integrarla con criterio en tu rutina:
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Limpieza suave: nunca con productos agresivos que dañen la barrera. Una piel comprometida no absorberá bien los activos.
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Sérum o fluido con centella: mejor si su extracto está estabilizado o encapsulado, para que se distribuya de forma efectiva.
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Complementarlo con otros ingredientes: vitamina E, ácido hialurónico, niacinamida… siempre que sean compatibles y respetuosos.
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Usarla como paso intermedio: tras la limpieza y antes de la hidratación, para “preparar” la piel y calmarla.
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Constancia y adaptabilidad: aunque la centella es tolerante, cada piel es distinta. Mi consejo es comenzar con concentraciones moderadas y observar la tolerancia. Y siempre bajo recomendación de una persona especialista en piel.
Los resultados que puedes esperar
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Una piel más calmada, con menos enrojecimientos y sensaciones de tensión.
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Una barrera cutánea reforzada: la piel responde mejor a agresiones externas.
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Un estímulo en la producción de colágeno y una menor degradación de fibras de soporte.
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Mejor tolerancia a otros activos o tratamientos más agresivos.
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Un efecto de luminosidad y unificando el tono, pues la centella favorece una reparación más equilibrada.
Algo más que un ingrediente de moda
Si aún no has probado un cosmético con centella asiática, te animo a hacerlo desde el respeto, no como “ingrediente de moda”, sino como aliado constante. En Carmen Navarro, siempre que la piel lo requiere, la centella forma parte de nuestra estrategia de regeneración, equilibrio y belleza consciente.
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