La celulitis es una de las preocupaciones estéticas más comunes y, aun así, sigue siendo una de las más incomprendidas. Afecta a más del 90% de las mujeres —sí, incluso a quienes llevan una alimentación equilibrada, hacen ejercicio con regularidad o mantienen un peso estable—. Porque la celulitis no es un “fallo” ni una consecuencia directa de un mal hábito, sino una condición natural del tejido conjuntivo femenino, influida por factores hormonales, genéticos y circulatorios.
En nuestras cabinas, después de más de cinco décadas cuidando pieles y cuerpos, siempre lo explico igual: la celulitis no es un enemigo a eliminar, es un tejido que debemos reequilibrar. Con constancia, técnicas adecuadas y una buena rutina diaria, la piel puede transformarse de manera visible, ganando suavidad, firmeza y uniformidad. Ese es el verdadero objetivo.
¿Qué es exactamente la celulitis?
La celulitis es una alteración del tejido subcutáneo en la que los adipocitos (las células grasas) aumentan de tamaño y empujan hacia arriba mientras las fibras que los sostienen tiran hacia abajo. El resultado es ese aspecto irregular o en “piel de naranja”. No tiene nada que ver con estar delgada o no; de hecho, mujeres muy deportistas o con índices de grasa corporal bajos también la presentan.
Además, su evolución está íntimamente ligada a los estrógenos, al sistema linfático y a la circulación sanguínea. Por eso puede aumentar en etapas como la pubertad, los embarazos, los cambios hormonales o incluso en épocas de más estrés.
Causas más frecuentes
Aunque su origen viene provocado por varios factores, hay algunos elementos que suelen estar implicados:
Genética:
La predisposición es clave. Si tu madre o tus tías tienen celulitis, es probable que tú también la tengas.
Hormonas:
Los estrógenos facilitan la retención de líquidos y la acumulación de grasa en determinadas zonas.
Sedentarismo
Pasar muchas horas sentada/de pie, lo que dificulta la circulación.
Alimentación rica en sal o azúcares
Que favorece la retención y la inflamación.
Estrés
Que altera la microcirculación y afecta al drenaje linfático.
Pero hay algo importante que siempre repito: ttener celulitis no significa llevar una vida poco saludable. Es completamente habitual, y el objetivo no es perseguir la perfección sino mejorar el tejido, suavizar la superficie y devolverle armonía y firmeza.
Cómo podemos mejorarla: el papel de los tratamientos no invasivos
En Carmen Navarro trabajamos la celulitis desde un enfoque global: técnica profesional en cabina, suplementada por el movimiento, una alimentación consciente y la cosmética adecuada en casa. Esta visión holística es la que realmente genera cambios profundos y duraderos.
Estos son algunos de los tratamientos más eficaces que utilizamos:
1. LPG corporal: remodelación profunda desde lo natural
LPG es uno de los grandes aliados contra la celulitis. Su tecnología patentada de mecanización del tejido realiza un masaje profundo que reestructura las fibras, estimula la circulación, activa la lipólisis natural y mejora el drenaje linfático.
Trabaja especialmente bien en celulitis dura y compacta, y en pieles con mucha retención. Además, ayuda a redefinir el contorno y mejorar la calidad de la piel.
2. Radiofrecuencia corporal: firmeza y suavidad inmediata
Cuando la celulitis está acompañada de flacidez o piel menos tersa, la radiofrecuencia es esencial. Su efecto calor estimula la producción de colágeno y elastina, tensa el tejido y deja la superficie más lisa.
Es perfecta para glúteos, muslos y abdomen, y suele combinarse con otras técnicas según las necesidades de cada persona.
3. Masaje manual remodelante: el poder de las manos expertas
Durante todos estos años, algo no ha cambiado: las manos siguen siendo insustituibles. Los masajes anticelulíticos específicos activan la circulación, movilizan los adipocitos y deshacen adherencias del tejido, potenciando cualquier tratamiento tecnológico. Los combinamos según cada caso: drenaje linfático, masaje remodelante, maniobras profundas o técnicas descongestivas.
La importancia de la rutina en casa: cosmética que potencia los resultados
El trabajo en cabina se multiplica cuando la piel recibe el cuidado adecuado en casa. Una buena rutina anticelulítica debería incluir:
Exfoliación corporal semanal, que prepara la piel y mejora la penetración de activos.
Productos ricos en cafeína, carnitina, centella asiática, algas o activos drenantes, aplicados con un automasaje ascendente.
Constancia: no sirve de nada usar una crema anticelulítica “a ratos”. La clave está en la repetición diaria, como cualquier entrenamiento.
En Carmen Navarro solemos recomendar fórmulas específicas según el tipo de celulitis, porque no todas las pieles necesitan lo mismo.
Estilo de vida: el tercer pilar del cambio
Los tratamientos no invasivos trabajan el tejido desde el exterior, pero es imprescindible acompañarlos con hábitos saludables:
- Movilidad diaria: caminar, activar piernas y glúteos, ejercicios que estimulen el retorno venoso.
- Hidratación suficiente para mejorar el drenaje.
- Limitar sal, azúcar y ultraprocesados.
- Priorizar frutas, verduras, proteínas magras y alimentos antiinflamatorios.
- Dormir bien y gestionar el estrés, porque la inflamación silenciosa es muy enemiga del tejido conjuntivo.
No se trata de ser perfectas, sino de crear un entorno metabólico más favorable para el tejido.
La celulitis se mejora, y mucho si se trabaja con criterio
Siempre digo lo mismo: la celulitis no desaparece de la noche a la mañana, pero sí cambia radicalmente su aspecto cuando la tratamos desde un enfoque respetuoso, constante y profesional. La piel se vuelve más lisa, firme, ligera y bonita. El objetivo no es sólo mejorar la estética, sino mejorar la relación con tu cuerpo, sentirlo más cómodo, más tuyo. Y eso tiene un impacto enorme en cómo nos movemos, cómo nos vestimos y cómo nos miramos al espejo.
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